La mayoría de las novelas tienen en común siempre las mismas características: las novelas deben incluir siempre unos personajes, unos hechos, acciones, y siempre un principio y un final.
Pero si existe una característica común de todas las novelas, es que las novelas se crean y se escriben para entretener al lector. Todas las novelas, desde la más pequeña hasta la más grande, desde la más antigua hasta la más moderna, se han escrito siempre con el único objetivo de entretener al lector. A lo largo de la novela el lector sufrirá las mismas sensaciones que el protagonista y podrá de este modo sin salir de su casa vivir aventuras y sentimientos que de otro modo no podría sentir.
Del mismo modo el género de la novela se basa en invocar y sumergir al lector dentro del libro. Lo que quiero decir con estas palabras es que aunque la novela no sea real, el lector va a tener la sensación de que está viviendo en un mundo real.
Existen diferentes tipos de novelas, por ejemplo tenemos novelas de ficción, misterio, históricas, romance, fantasía, ciencia ficción, aventuras, humor, tragedia, eróticas, terror y espionaje. Otra cosa a destacar es que en todas las novelas de misterio existe un delito o alguna trama misteriosa que se resuelve al final de la novela.
Vamos a dividir la novela en cinco partes. Cada una de esas partes podemos decir que es una característica de la novela:
1- la trama.
2- el escenario.
3- el punto de vista del autor.
4- el conflicto.
5- el desenlace.
La trama es la característica esencial de todas las novelas. Cuando me refiero a la palabra trama, me refiero a la historia en sí de la novela. El autor crea una historia que puede ser creíble o no creíble, el autor va a tratar de relacionar unos hechos reales o irreales y los va mezclar con los sentimientos del protagonista y con diferentes acciones que van a ir sucediendo a lo largo de la novela. Por ejemplo, en las novelas de ciencia-ficción, los protagonistas vivirán historias nada creíbles pero la trama en sí debe de tener ciertas características con las que el lector se sienta identificado, de modo que puede identificarse con la vida real.
El escenario es aquel lugar que el autor ha decidido para desarrollar la trama. Por ejemplo, en el caso de una novela de fantasía, el escenario puede ser un reino imaginario, con criaturas y plantas desconocidas, y con personajes que tengan un estilo de vida completamente diferente al del mundo real. El escenario, por lo tanto puede lograr que una historia de ficción aparente ser más real.
El punto de vista del autor, no es otra cosa que la propia voz del narrador. De igual manera que una persona nos puede contar una historia, el narrador y ya describiendo palabra a palabra la consecución de la novela. Podemos destacar tres tipos de puntos de vista: la primera persona, la segunda persona y la tercera persona. La primera persona es aquel punto de vista en el que la historia se narra desde la perspectiva del personaje principal. La segunda persona incluye al lector dentro del la novela de modo que otorga una sensación más realista. La tercera persona es sin lugar a dudas el punto de vista más utilizado por los escritores, donde la historia se escribe desde la perspectiva del personaje y de su propia perspectiva.
El conflicto es una de las características que mejor definen a una novela. Un buen conflicto puede hacer que la novela parezca real ya que unos personajes a los que no les sucede nada y que viven siempre felices pueden hacer que la novela, parezca falsa y aburrida. El conflicto, como tal puede ser interno o externo. Cuando hablamos de un conflicto interno nos referimos a los problemas personales del personaje principal. Y cuando hablamos de un conflicto externo nos referimos al agravio y a los problemas de la situación global de todos los personajes en conjunto.
La resolución es la parte de la novela donde el personaje se enfrenta sus propios demonios, y también es la parte en la que, en el caso de las novelas de misterio, pueden resolverse todos los casos, ya sea conocer quién es el asesino, o saber qué pasa al final. Por supuesto, la resolución no siempre debe ser feliz. En muchos casos los asesinatos son cerrados por falta de pruebas y el asesino queda suelto. En otros casos la princesa nunca se casa con el príncipe sino que se va con el leñador, y en otros casos el lobo acaba comiéndose a caperucita. Como podemos ver la resolución va a depender de la personalidad y mentalidad del escritor.